El cuarzo suele ser bastante resistente a las manchas, lo que lo convierte en una opción popular para encimeras en las cocinas y baños. Sin embargo, ninguna superficie es completamente inmune a las manchas si no se cuida adecuadamente. Los expertos en diseño de interiores y fabricantes de encimeras señalan que, aunque el cuarzo tiene un bajo nivel de porosidad comparado con superficies como el mármol o el granito, las sustancias teñidas intensamente, como el té, pueden dejar una marca si se dejan durante un tiempo prolongado.
La composición del cuarzo es uno de los factores que contribuyen a su resistencia. Al tratarse de un material manufacturado compuesto por aproximadamente un 93% de cuarzo natural y un 7% de resinas y pigmentos, el cuarzo se beneficia de la durabilidad del cuarzo mismo y de la impermeabilidad de las resinas. Esta fórmula lo convierte en una superficie de baja porosidad, lo que significa que las manchas no penetran como lo harían en materiales más porosos. Sin embargo, esta resistencia no es absoluta; cualquier material, por resistente que sea, puede tener cierto grado de vulnerabilidad con el tiempo.
Tomemos el ejemplo de una cocina concurrida en un restaurante: aquí, las encimeras de cuarzo son sometidas a diario a todo tipo de líquidos y colores, desde café hasta salsa de soja. En estos entornos, el mantenimiento rápido y regular es clave. Si limpiamos el derrame de inmediato, las probabilidades de que el cuarzo se manche son mínimas. De hecho, estadísticas de la industria de remodelación señalan que los cuarzos suelen permanecer en óptimas condiciones con un mantenimiento regular que consiste en limpiar con agua y jabón suave.
Aunque el cuarzo es conocido por ser más resistente a las manchas que otros materiales como el mármol, algunas personas reportan problemas menores si dejan contacto prolongado con ciertas sustancias. Un estudio reciente revela que el 85% de los propietarios encuentran que sus encimeras de cuarzo requieren menos mantenimiento que las de piedra natural, como el granito, pero aún así optan por ser cuidadosos con productos de limpieza que no sean abrasivos.
El cuarzo se mancha más fácilmente si se expone a productos químicos fuertes o se utiliza una esponja de acero que pueda deteriorar la resina. Por lo tanto, para garantizar la longevidad y la estética de las superficies de cuarzo, se recomienda utilizar paños suaves y detergentes no abrasivos.